Una sala para conciertos es un proyecto arquitectónico que implica una comprensión superlativa de lo que los sentidos representan para el ser humano. No solo la música, sus sonidos y silencios deben ser apreciados; también su objetivo es ser una obra que impresione a la vista y deje una imagen perdurable en la memoria. La piel percibe las vibraciones de las notas musicales, éstas provocan un sinfín de nuevos latidos del corazón.

Un ícono perenne en cada obra, así es como son apreciados lugares como Walt Disney Concert Hall en Los Angeles, EEUU. National Centre for the Performing Arts en Beijing, China. Y la muy reconocida Sydney Opera House en Australia. El proyecto de Beijing se integra al ambiente en donde se sitúa, a través de un espejo de agua. Efecto hipnótico que logró su creador Paul Andreu (Burdeos, 10 de julio de 1938- París, 11 de octubre de 2018). Gran arquitecto reconocido por su trayectoria en el diseño de aeropuertos como el de París-Charles de Gaulle, París-Orly, el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino, Soekarno-Hatta (en Yakarta), el Aeropuerto Internacional de Abu Dhabi, el de Dubái, el de El Cairo o el de Brunéi.

National Centre for the Performing Arts en Beijing, es una obra construida al lado del lago de 1999 a 2008. Su estructura juega con la luz y la torna en matices distintos durante el día y la noche. La transparencia del cristal deja ver la vida en el interior, el observador ve reflejado en el agua la magnífica construcción sin perder un solo detalle. El mármol de Grupo Tenerife logra este mismo efecto, la fuerza natural de su elegancia convierte el espacio en una imagen que destella vida, sobriedad y tersura.

Para un proyecto en donde la luz del día y la noche den vida a un momento distinto, instala piso de mármol, su variedad de vetas naturales, crea una atmósfera de misterio y refracción de luz; detalles siempre apreciados en obras que trascienden el tiempo.