Poco más de 20 años de vida y aún aguarda sorpresas por descubrir. El museo Guggenheim de Bilbao, construido de 1992 a 1997; ha sido descrito como una obra que llama la atención por sus formas orgánicas, la perspectiva versátil de su fachada es capaz de ofrecer multitud de escenas desde diferentes ángulos. Puede decirse que se mantiene en constante transformación a través de sus volúmenes cambiantes. Reconocido por su diseño arquitectónico, su creador el arquitecto canadiense Frank O. Gehry plasma un juego de formas en titanio, piedra caliza y vidrio, toman vida en una relación constante con la luz; tornándose sus escamas de titanio en iridiscentes fulgores de sol.

El cálculo de sus curvas caprichosas se hizo usando un programa de computadora llamado CATIA. La creación de Gehry debió ir de la mano de esta plataforma para que tales formas fueran una realidad. Después de varias pruebas con acero inoxidable como el material a elegir para la fachada, éste no respondía a un diálogo vivo con los días nublados y lluviosos.

La elección del material en el exterior llega a convertirse en un elemento determinante para asegurar la correcta presencia y personalidad de una obra arquitectónica. Para un proyecto en donde el exterior deba figurar con solidez y fortaleza, utiliza Cuarcita de Grupo Tenerife. Es un material ideal para exteriores por su dureza y resistencia, además de ofrecer una amplia variedad de colores. Permite una excelente comunión con gamas de gris, café, blanco y rosa; como la Cuarcita Kalahari.

La textura de esta piedra no solo solamente atrae la mirada en reconocimiento a sus vetas sinuosas, también invita al tacto para comprobar su origen natural. La cuarcita entabla una relación con los diferentes cambios del clima para siempre ofrecer una versión distinta. Ya sea en días lluviosos y soleados, se puede estar seguro que en todo momento tendremos agradables sorpresas para admirar una vista nueva y magistral.