En este blog tenemos la oportunidad de tratar temas relacionados con la arquitectura, y en esta entrada en específico hablaremos de uno muy importante.

El arte es una actividad creativa propia del ser humano que funciona como un medio de expresión de ideas, sentimientos y creencias. El arte, por sí mismo, es una expresión espiritual y emotiva; por tanto, al combinarla con la arquitectura podemos llevar nuestro espacio a su máxima expresión.

Como bien sabemos la arquitectura nos presenta la posibilidad de convertir un espacio frio en uno lleno de vida, el arte nos permite darle nuestro toque único y expresar lo que es nuestra personalidad.

En la entrada anterior hablamos acerca de cómo algunos artistas decidieron prescindir de lo convencional y explorar nuevos horizontes. Algunos prefieren trabajar con el oro, cobre o el mármol, siendo capaces de aprovechar todas sus características. Complementando así cualquier proyecto en el que se trabaje.

La arquitectura y el arte forman una simbiosis perfecta, pongamos el caso de una galería, para que las obras exhibidas ahí resalten, necesitan de iluminación, espacios y muros resistentes que ayuden a mantenerlas. En el caso de un hogar, el arte siempre dará un toque único, ya sea una escultura, una pintura o cualquier expresión artística, incluso con el acomodo de muebles y colores en los muros.

Como mencionamos en entradas pasadas un arquitecto se convierte en un artesano, creando un proyecto desde 0, combinando elementos que inspiraran a cualquiera que mire su trabajo. Es la experiencia la que ayuda a desarrollar la visión adecuada, para detectar qué espacios podrían ser mayormente resaltados.