Crear, ese es el objetivo de todo arquitecto, aprovechar al máximo los elementos de un proyecto. Hoy en día una de las labores más nobles de la arquitectura son el rescate y restauración de espacios históricos, hablando concretamente de una ciudad como lo es Puebla, con más de 400 años de historia, la labor no es nada sencilla pero si muy gratificante.

Historias, emociones, momentos, eso es lo que un espacio significa. Los materiales no son el fin, son únicamente el medio para que las personas puedan disfrutar de lo antes mencionando. Es por esto que la restauración es tan importante, nos ayuda a seguir disfrutando de un lugar que por generaciones ha pertenecido a una ciudad.

¿Qué se toma en cuenta al momento de una restauración? Se debe considerar y respetar cada espacio como único. El reto es constante ya que hablamos de integrar nuevas edificaciones a una zona que por décadas o tal vez siglos ha sido de ciertas características. La misión del arquitecto es imaginar de qué manera logrará resaltar los atributos del proyecto sin dañar la esencia del entorno, adaptando lo clásico con lo moderno.

La reutilización de los espacios es crear conciencia en la ciudadanía sobre la importancia de conservar edificaciones y lugares que marcan un tiempo en la historia y forman parte de la cultura. La labor consiste en llenarlos de vida para que puedan seguir siendo utilizados por generaciones. De cierta forma es presumirlos y llevarlos nuevamente a su máximo esplendor, el objetivo final es transportarlos a su siguiente etapa.